jueves, 11 de junio de 2009

Edipo, Una Trilogía. De Sófocles


Edipo, Una Trilogía. De Sófocles

Sábado, 6 de junio de 2009 en Las Naves del Español en el Matadero de Madrid.

Coproducida por el Teatro Español y el Grec 09 Festival de Barcelona. Dirigida por Georges Lavaudante e interpretada por Eusebio Poncela, Pedro Casablanc, Miguel Palenzuela, Rosa Novell, Luis Hostalot, Laia Marull.

Atractivo proyecto de recoger los relatos de Sófocles alrededor de la figura de Edipo. Una trilogía basada en las tragedias Edipo Rey, Edipo en Colono y Antígona.


Georges Lavaudante, y a sus órdenes Eusebio Poncela, interpreta el personaje atrapado por el descubrimiento de su “verdadera” identidad y la realidad de las variables que dibujan su nuevo contexto personal. La profecía alrededor del asesinato de Layo, rey de Tebas, por su propio hijo se convierte en un espejo que transforma y desfigura la imagen de Edipo, héroe hasta entonces, y dejarlo aterrado y bloqueado en una múltiple encrucijada. Como si nunca hubiera franqueado el cruce de caminos que, años atrás, sin saberlo, atrapó, en un solo instante, su pasado y su futuro.

Como dice la propia producción “Edipo es el nombre de una encrucijada”. Salvador y criminal. Lúcido e ignorante. Rey y mendigo. Héroe y huérfano. Indígena y extranjero.

Bloqueado, sin movimiento, los sentimientos embargan a Edipo. Así desea Lavaudante representarlo. Con un ritmo que intenta contener los sentimientos de un personaje que se enfrenta a la magnífica tragedia de saberse asesino de su padre, esposo de su madre, hermano de sus hijos y víctima de su propia condena.

Tanta contención acaba atenazando la tragedia y a la propia representación. No hay estallido. Incluso la fortaleza de Antígona, personaje heroico dispuesto a “compartir el amor y no el odio” y que simboliza la resistencia en la lucha contra las leyes, se diluye desapasionadamente.
Rosa Nonell señaló que Lavaudant les ha pedido algo tan difícil como la "inmovilidad" en beneficio del texto, que es "el que produce las emociones". "Es como estar quieto y tener dentro un fuego encendido".

Nosotros nos quedamos algo fríos. Sin la emoción que una tragedia como la que vive Edipo pudiera mancillar el apetito con el que nos comimos unos perritos calientes al final de la obra. El estar sujetos al palo del gallinero, a bastante distancia del escenario y los actores, ha tenido que influir.

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