domingo, 8 de febrero de 2009

Late of Pier

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Gnarls Barkley

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Molly Sweeney. Brian Friel


MOLLY SWEENEY. De Brian Friel


Sábado, 31 de enero de 2009 en la sala Guindalera.
Compañía Guindalera. Dirigida por Juan Pastor e interpretada por María Pastor, José Maya y Raúl Fernández.

Acudimos por primera vez a la sala Guindalera. Vivimos cerca y, por fin, encontramos un hueco para conocerla. ¡Y tanto que por fin! ¡Qué grata sorpresa!

Clásica sala pequeña en la que, nada más entrar, respiras que ahí dentro hay mucho teatro. Ayudaba el acceder al espacio donde están las butacas y encontrarse con el escenario. Casi desnudo, negro y con tres sillas blancas sobre una pequeña tarima de madera. Nada más. Aún así, te invade la seguridad de que vas a disfrutar una buena tarde de teatro. Y te ves más arriba.
No hay problema. Comienza la obra y ya se encargan el texto y los actores de permitirte participar en el espectáculo dibujando los imaginarios entornos de cada escena. Proyectas y ves perfectamente; desde una fiesta que celebra el inicio de una vida para Molly: la gente, la alegría, la música, la locura,… ; hasta un lugar para la intimidad del dolor del fracaso personal, la soledad, la desesperación,… la locura. Juan Pastor consigue conducir el texto de Friel, pleno de monólogos, hasta convertirlo en un magnífico espectáculo de teatro.
Molly, afectada de ceguera, es una joven que irradia optimismo y seguridad, que encuentra un hombre al que quiere, y que disfruta de la vida y de la felicidad del amor. Como guinda del pastel, se cruza con un doctor, con un pasado mucho más lustroso que su presente, que le abre la oportunidad de abrir sus ojos por primera vez. La escena de la fiesta para celebrarlo que anteriormente citaba es el punto de inflexión de la trama. ¡Vaya escena! Tras la operación Molly tiene que aprender a ver. Olvidar como había imaginado los colores, la gente o la fruta y empezar de nuevo. Pero Molly no se encuentra a sí misma en su nuevo mundo. Todo se quiebra. Frank, su marido, también. La locura.

María Pastor cuaja una interpretación como pocas he visto (me debería dar vergüenza escribir esto… , pero mira tú que no). Modula su voz y se mueve con cada escena, con cada ambiente del texto de Friel. Raúl Fernández te mete en la piel de Frank; un joven hiperactivo, disperso y soñador que no puede contener una vieja historia en sus labios.

Ahora ya no me veo tan arriba, pero sí en mi sitio. Me ha encantado.

Además, al final de la obra te ofrecen un chupito de guindas y puedes charlar con los actores. Nosotros no nos quedamos, estábamos bastante cansados y resacosos y jugaba el Madrid en la tele. En fin, qué vamos a hacer conmigo.

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Noviembre. David Mamet


Noviembre. De David Mamet. Añadir imagenAñadir imagen

Viernes, 23 de enero de 2009 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Dirigida por José Pascual e interpretada por Santiago Ramos, Ana Labordeta, Jesús Alcaide, Rodrigo Poisón y Cipriano Lodosa.
Divertidísima comedia de Mamet que parodia el final de un personaje, el presidente de los EEUU, que se aferra al poder y al dinero aún consciente de que todo se desmorona a su alrededor; su mandato, su credibilidad y, sobre todo, su patrimonio. Mamet dibuja un personaje que ya únicamente cuenta con la ayuda, que no apoyo, de dos de sus colaboradores. Irresponsable, egocéntrico y corrupto, que cree en la mentira como única dueña de la realidad y perfecto vehículo para escapar de ella.

Abandonado por su partido, con los niveles de los sondeos "más bajos que el colesterol de Gandhi”, encuentra una última oportunidad de sacar tajada antes de volver a casa. El presidente, interpretado por Santiago Ramos, intenta dar su último golpe de corrupción a costa de la Asociación Nacional del Pavo, cuyo responsable es magníficamente interpretado por Jesús Alcaide (me encantó), amenazándola con desterrar la costumbre de utilizar el pavo en la comida del día de Acción de Gracias.

José Pascual conduce esta obra de Mamet a ritmo vertiginoso ayudado por un teléfono, al estilo Gila, que le permite dar múltiples giros al entorno circunstancial de los personajes durante toda la obra. No se permite ningún descanso, y la obra transcurre, siempre dentro del despacho oval, como si de una riada incontenible se tratara. La opción elegida por José Pascual permite mantener la atención del espectador y encaja perfectamente con la personalidad de la obra, aunque a veces ese torrente elimina la posibilidad de modular la trama y me la hizo algo plana. Santiago Ramos mantiene el pulso y cuaja una actuación encantadora. Diálogos crudos, como siempre con Mamet, salvajes, estridentes, inteligentes e ingeniosamente divertidos.

He disfrutado una tarde de teatro realmente entretenida y que os recomiendo. Más tarde, en casa, y con una copita para comentar la obra que acabábamos de ver, nos preguntábamos si un actor con un aire un poco más “polite” y cínico y un ritmo de la obra más cadencioso permitirían observar mejor al espectador la ironía y agudeza del texto. ¿Quién sabe? A mí me gusto cómo se hizo.



¿Por qué ya no soy un izquierdista de encefalograma plano? David Mamet.